Sin rumbo fijo
comenzó el momento en que las decisiones cambiarían de un hemisferio a su
opuesto, sin tener conciencia de lo que estaba sucediendo y las razones por las
que podría suceder.
En un encuentro
ajeno con la distancia establecida por la inundación de frases inconexas que
tenían que dar lugar a un sentido que fuera más allá de la coherencia entre
circunstancia y palabra, que se volcara a la responsabilidad de tener un algo
que decir, sin que eso significase la benevolencia de mantener una estructura
intacta, instante que pasa a construir lentamente un manifiesto de mentiras
que, de no ponerle freno, jamás lograrían mostrar lo inundado de ese cuerpo.
Funcional ante
un sistema, se estrangulan las resonancias periféricas de una marginalidad
resistente a la indiferencia del transeúnte, acalladas por la fatiga del
tedioso y rutinario vivir, se inmolan los espíritus y se abaten los cimientos
del ser humano, cuya naturaleza reprimida siempre ha sido coexistir colaborando
con el más débil.
Compartir un
cuerpo, un estado de la materia donde el imaginario colectivo decide de lo que
estamos compuestos, como funcionan esos conjuntos y comparten una misma
finalidad de subsistencia, fusionar tantas características, tan diferentes y
hacer algo maravilloso, personas, animales que poseen pensamiento, culturales
interferencias ante la evolución.
Realidad de un
monólogo, un parafraseo incansable de monumentales citas develadas día a día,
formas, vestiduras, movimientos, tonalidades, las singularidades de la elección
múltiple, que configura las decisiones y la variedad de impactos posibles.
A conciencia, se
transitan espectáculos de promoción de aventuras, de momentos adormecedores,
que envuelven sin sopesar su existencia, como una amenaza para la transformación
del estatus quo, con la finalidad de absorberlo todo, volverlo todo uno, como el
adjetivo inalcanzable, que podría llevar el universo a su extinción, a la
eliminación de las diferencias, al entendimiento empático en sus propios
zapatos.
Mentí, como
otras tantas veces me mentí a mi mismo, falsee una realidad para poder evadir
lo realmente grotesco, era capaz de mentir.