miércoles, 31 de octubre de 2018

Morbosa Indiferencia

Sin rumbo fijo comenzó el momento en que las decisiones cambiarían de un hemisferio a su opuesto, sin tener conciencia de lo que estaba sucediendo y las razones por las que podría suceder.

En un encuentro ajeno con la distancia establecida por la inundación de frases inconexas que tenían que dar lugar a un sentido que fuera más allá de la coherencia entre circunstancia y palabra, que se volcara a la responsabilidad de tener un algo que decir, sin que eso significase la benevolencia de mantener una estructura intacta, instante que pasa a construir lentamente un manifiesto de mentiras que, de no ponerle freno, jamás lograrían mostrar lo inundado de ese cuerpo.

Funcional ante un sistema, se estrangulan las resonancias periféricas de una marginalidad resistente a la indiferencia del transeúnte, acalladas por la fatiga del tedioso y rutinario vivir, se inmolan los espíritus y se abaten los cimientos del ser humano, cuya naturaleza reprimida siempre ha sido coexistir colaborando con el más débil.

Compartir un cuerpo, un estado de la materia donde el imaginario colectivo decide de lo que estamos compuestos, como funcionan esos conjuntos y comparten una misma finalidad de subsistencia, fusionar tantas características, tan diferentes y hacer algo maravilloso, personas, animales que poseen pensamiento, culturales interferencias ante la evolución.

Realidad de un monólogo, un parafraseo incansable de monumentales citas develadas día a día, formas, vestiduras, movimientos, tonalidades, las singularidades de la elección múltiple, que configura las decisiones y la variedad de impactos posibles.

A conciencia, se transitan espectáculos de promoción de aventuras, de momentos adormecedores, que envuelven sin sopesar su existencia, como una amenaza para la transformación del estatus quo, con la finalidad de absorberlo todo, volverlo todo uno, como el adjetivo inalcanzable, que podría llevar el universo a su extinción, a la eliminación de las diferencias, al entendimiento empático en sus propios zapatos.

Mentí, como otras tantas veces me mentí a mi mismo, falsee una realidad para poder evadir lo realmente grotesco, era capaz de mentir.


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