De la vida una miseria, una crítica fantástica y un abismo inmensurable, quedando solo momentos, ignominias imágenes del usado sendero astral. Funcional a lo conocido, quién inició lo contrario a lo pedido y lo donado fue negado, por cuestión de equilibrio y donde la abstinencia obtuvo una oportunidad.
Un destello, casi como la luz de una estrella fugaz, el conocimiento os hará libres, prédica de ostentoso sueño, que inalcanzable será solo para quien se lo proponga y de mortales la oratoria en rutina, pero por incomodo que parezca, muchos de estos envidian la carencia, manifiestan con descaro augurios de desconsuelo y alardeos de magnificencia, temerosos de quienes con irrisorio material, saben lograrán bastante.
Más cuántos misterios se han escrito y por jeroglíficos entendidos, no serán suficiente a oídos del recuerdo, más inquietos los amantes deberán volverse polvo, pero desafiantes ante lo escrito, polvo no serán.
Entendidos como error, manifestados como tormento y escoria, pero potentes y potenciales, de atributos fastuosos son conectados por millares de estrellas que retorcidas en risas juguetean con nuestras vidas, pero que felices que han de ser, quienes de títeres alardean, porque esa vida es la que llevo y momento aquel no he vivido jamás.
Más pronto que lo oportuno y menos tiempo de lo que vive un desatino, en cantidades de dudosa importancia, se presentarán árboles cuya flor extenderá su labor por solo un costado y la propuesta será más que indecente, indeseable en ocasiones que desajustan el timón y donde la marea no presentaba turbulencias…
Atisbos, pequeñas, casi ilegibles y obsoletas, casi como si no quisieran ser vistas, pero de lobo cualquier vestimenta, la brillante piel de lo romántico, de lo fabuloso y compartido de vez en cuando.
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