jueves, 4 de julio de 2013

Bubbles

Desde el momento en que existió, tan fuerte y robusto, creado por la razón y el infortunio.

Inentendible, casi impalpable el pasado y para cada día una acción distinta a la anterior, pero bajo los mismo términos de angustia.

Cuando el pensar agota las opciones y la química deja de cumplir su función, entonces los recuerdos afloran como si fuesen pétalos caídos, vencidos por el tiempo flotando en la laguna. Entonces el alma quiere dar un giro, mirar atrás y notar que ya no hay nada, notar que nadie sigue sus pasos y que lo único que le queda es caminar, porque el perdón es una excusa, una vil trampa al otro que afronta el peor destino y aterrador comienzo, si, una falta de respeto considerarse tan importante, considerar y comprender que la vida hay que valorarla como si fuera un bien del cual sujetos, podamos aprovecharnos, una actitud egoísta, poco sensata.

Porque las palabras nacen de la necesidad de comunicar, de entregarle al otro la voluntad, hacer ver lo que vemos, no mentir con nuestra historia y crear ese fiel recuerdo, ajeno a lo instintivo, a lo humano, casi animal. Pido perdón, perdón por ser tan cobarde, perdón por no cumplir mis promesas, perdón por decir que siempre iba a ser yo, que estaría alegre, que podría correr sin miedo, que diría la verdad, que no buscaría en ti un yo, que no sería nunca un nosotros. Porque nunca fui tan fuerte, porque el miedo siempre tomó poder y la cobardía se camuflo, porque temía ser amado, porque siempre huí del momento y cuando estuvo ahí mostré desprecio. Es un simple perder, caer y decir ya basta, no soy yo, no quiero serlo, nunca quise, y sufro por lo que he hecho de mí.

Volví el tiempo atrás y vi como caminaba desnudo, vi como jugaba contento, como inocentemente quería ser un adulto, pero nunca valoró la pubertad de su gesto, el arrebato injusto, pendenciero.

Hubo momentos para los cuales fui hecho, para los que tenía que ser yo y no otro, momentos que a todos gustaron, que disfrutaron hasta más no poder, pero esos momentos quedaron en el olvido, ya no soy de ellos ni ellos de mi y aunque me encantaría volver a andar, aprender, crecer, implica perderlo, implica sacrificio, implica un estar solo y en soledad romper, gritar, llorar. Para todo esto implica subir y seguir subiendo, para y cada, por cuanto y quien, hacer de mi lo que quise hacer desde ya hace tiempo.

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