domingo, 20 de marzo de 2011

No existe el tiempo libre

Al pasar de los años, la vida se vuelve escaza, se manifiesta con excesos y no deja cabida al ocio. Mientras más sean las oportunidades en que el tiempo libre se pueda utilizar, a medida que los espacios se vayan completando, la vida se asegura un camino imperecedero, escasamente vacio, cargado de cada momento y emoción.
La esencia parece cogida de la nada, envolvente y mágica, se abre paso entre todo lo vivo y lo que con una nueva esperanza se reinventa, carece de lógica y forma, por lo que se le es permitido desaparecer sin previo aviso, pero así también el universo le exige anuncie su presencia, dado cualquier esencia necesita ser nombrada para que aquellos mortíferos no la usurpen para tenerla consigo. Hubo cual inocente y confiada, pero testaruda esencia apareció apresurada por su insistencia e impericia, no mencionó que vendría y capturada fue la primera, porque suministró a aquel mortal.
Ultima y ya hace miles, el rito y la dicha de la bienvenida a una se olvidan, a su privación, se promueve y celebra cualquier acto que solicite la llegada, pero la mística ya no existe, porque la característica era propia de un encantamiento que únicamente le era a ella posible generar, cuando el mortal ocupaba su lugar dentro del ministerio, cuando no intentaba ser similar.
Fue cuando dentro del mar una criatura le canta a los dioses diciendo dar su esencia en merito y recompensa de haberla hecho feliz. A su caída sonaron las trompetas y al fin después de miles, muchos temieron la llegada, porque sería el único mortal que por virtud le fue otorgada una esencia, que bendito por los dioses, sumergía un lugar en tal luminosa aura.
Imperecedero, no entendía porque el castigo de sin su progenitora y sin una vida, porque no simplemente como todos se desvanecía. Buscando una tras otra la forma observó en un largo y extenuante viaje un similar, que opaco y sollozando rogaba como él, llegara su día. Mirándole a los ojos y sin titubear extiende la mano y comenta al compenetrarse que sin importar si sus plegarias son cubiertas en el próximo segundo, la vida le ha enseñado, porque cada esencia anuncia su llegada y acompañado sin excusa, sube a lo alto de las montañas y anuncia el arribo de una más. Extrañados los dioses no se explican cómo fue que sin su permiso logró otra llegar a la tierra, y es cuando ante un espejo el cuentista lee su plegaría y repite con voz fuerte y decidida, que no es él, quien de la vida necesita y a su similitud en función de lo expuesto el único bendecido demuestra su esencia puede brillar en todas partes, así como puede no verse apocando su presencia.
Son ya conocidos los que buscan y creativos los que piensan, que una vida basta para obtener una esencia, son más audaces quienes consagrados deciden formar una, porque sin emociones la magia no se muestra, sin actitudes, las trompetas no suenan.
Al pasar de los años, todas y cada una de esas emociones que creadas a conciencia, se vuelven esencia, protegen y engrandecen al único letal que es capaz de dar vida.

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