martes, 13 de diciembre de 2011

Propio

Devastado por la paciencia, por la tolerancia a quien, donde y con un por qué insulta de más, corrompe la historia e interviene un juicio, manipula cadenas, cerraduras y pasadizos. No comprendo intentos masivos que individualistas interpretan las brisas como el llanto de insectos, que funestos, ordenan la cadena alimenticia. Resonante melodía de un lugar placentero, calma y bulla, sensación de felicidad asumida entre salto y paso, alzar el vuelo, rastrear el roce de lo ínfimo que volátil aturde la belleza de un momento.
Más de corazones se construyen los cimientos, esperanza que motiva lo propuesto, para cada y quién no, si de estos varios, miles, hilos, hojas, huesos, hermanos y herederos puede la luna llevar su puesto. Y entonces la mirada estanca la raíz de todo lo que es, será y vuelve, retorna en su estadía lo que muchos y nuca fue un buen momento, maravilloso confiar en el destino, que insinuante promueve la ruta con su talento.
Kilómetros de frio, témpanos en los rodados y viciados, sistemas que cálidos responden ante lo mítico, lo turbulento y emocionante, juegos zigzagueantes que a velocidades inigualables llenan de endorfina el cuerpo. Estímulos, perturbadores, depresores, alucinantes, drogas que licitas aquejan ser utilizadas por abusadores donde creo, propongo encontrarnos.
Entre visiones y malestares, ninfas y elfos, caminantes y trovadores, románticos y pensadores, las pasiones de cuidadosos, titubeantes y temerosos. Si de estar continuamente y moverse en conjunto, no genera la virtud lo propuesto sino lo dispuesto y entonces mis manos pierden el toque de Midas que con un prisma otorga movimiento, fuese antiguo el sentimiento, llámaselo como con descuido y sin importancia, lo que fue en algún instante.

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