lunes, 3 de enero de 2011

Entra sin tocar la puerta

Es un acto importante, no cualquiera se atreve a decirlo, solo los valientes, héroes que en sacrificio por quienes quieren no profundizan el peligro de tal acción, porque por amor las cosas, simplemente son. Pero ¿Dónde queda el amor propio? En un sutil segundo que cuestiona todo lo que digo a conciencia, que muestra lo que estuvo en sombras todo el tiempo. Y basta solo esa pequeña reflexión, que muestra realmente lo que se siente, sin estímulos, sin temores, sin esquemas ni construcciones, que permite ver y observar, lo que importa y entonces una luz se desprende de un color, que o agrada o desagrada, y en base a esa luz se dice si, prometo.
La historia está escrita en base a supuestos, en base a un lenguaje que nos significa en común acuerdo, lenguaje que en una correcta ubicación puede decir y significar cosas nuevas, hacer sentir sin querer hacerlo. Si suponemos que es este lenguaje el que ambos respetamos como nuestro, y que adquirimos a conciencia de las miles de falencias en todo eso, entonces utilízalo y di que no lo harás, que forme parte de lo nuestro y de lo de todos, que nadie, ni yo lo entienda, pero antes de eso analizarlo y entenderlo todo, porque si es así como se decide seguir la vida, entonces no comprenderé cuando a mi te refieras, cuando a mi te dirijas, porque ya no compartiremos el mismo lenguaje, la misma base y no sabré cual es nuestra historia.
Aunque creer no es fácil, porque es de los insectos sobrevivir, de los topos asombrarse, de las aves aprender y entender es una labor que solo un ángel. A flor de risa son los hombres quienes quieren entender, son ellos que sin atreverse a creer piden conocimiento. Y es en un fracaso rotundo cuando un ángel pierde su entendimiento, por vivir creyendo que podría volar, porque nunca entendió que bastaba solo hacerlo, pensarlo e intentarlo.
En lo eterno existe la libertad, porque es el tiempo el que limita las capacidades, es el paso de los años el que nos recuerda a cada instante qué no hemos hecho y jamás lo volveremos a hacer. Eterno, y todo se vuelve tan simple, porque sin presiones se entiende que nunca las hubo, que de ser el tiempo el limitante nunca habrá un mañana para uno de nosotros y que es ahora donde debo estar de pie y creer.

Ya incluso conozco mi cuerpo, lo he vivido y he tocado, de la manera más bruta y armonizada en que los sentidos se hacen presentes y el lenguaje sigue siendo el mismo puesto es mío y yo lo creo. Mi cuerpo entiende la música cada vez mejor, la sigue e imita, baila y se expande cuanto puede, da origen a nuevas melodías, enciende las luces y diversifica los colores, porque en el infinito arcoíris el alma se divide y unifica.
Es en una promesa de unión eterna que debes creer en lo que digo, no entenderlo y prometerme que jamás me amaras, porque ese entonces sería el fin de todos los ángeles y el hombre entenderá que en creer esta el poder, pero que ya no lo hizo y que lo eterno se otorgo solo gracias a que los ángeles existían.

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