Pregunta: ¿Qué es el amor? Y entonces las palabras fluyen en mi mente… Entrega, pasión, cariño, olvido, orgullo, y no logro pensar, tantas veces que lo he descrito y no encuentro las palabras. Pienso en él, él, y él. Nadie más entro en mi mente en ese momento, muchos quedaron olvidados, tan solo uno se repite cada vez que cuestiono aquel sentimiento, los demás son pasajeros, momentáneos.
Mártir, ¿Quién podrá quererte como yo? Egoísta, ególatra.
Luego la alegría, la felicidad de sentir amor, ese sentimiento puro, bueno y sano, te imaginas feliz, con el hombre de tu vida, en bosques, en prados, el mar, el río, volando juntos sin necesidad de ocultarse, entonces estás feliz, entonces vives pleno, plano, rutinario, miedo y fortuna…
Y si existiera un algo, un algo más, un algo posible… Quien lo piensa es quien pregunta y cuestiona por algo, porque quiere, porque no encuentra, idealiza y solo vive, muere, juega, posesiona. En el fondo el amor se lo cuestiona por la nostalgia que existe en el no recuerdo, en el imaginario mundo de sufrimiento, sólo, único, listo, limpio y permanente… Un mundo grande de seres que no cambian, varían la verdad de lo que pienso, y no razono, pero si cuestiono, y no actúo, pero vuelo sin parar en este mundo que no da razón de verdad más que estar tu y yo ahí.
Te recuerdo, no al oír el ritmo, ni la melodía, sino el nombre que leo trae a mi mente el recuerdo del momento, los que estuvieron, los que me ayudaron a pesar del daño, algunos como yo, y solo tú, pero veía en ti aquella esperanza, aquellos ojos que enamoran, que enloquecen, tu y solo tú.
Y entonces recuerdo tus labios y mis intentos, cada emoción que aflora por el recuerdo, emociones fuertes lindas, pero que al fin son solo eso… Aún me pongo de pie, aún puedo intentar volar y no por eso estoy loco, ni enamorado, porque entonces no respondería a ti, sino a mí, y mi intento por descubrirte, desarmarte y gritar, porque no hay nadie que pueda encontrar como tú, y no te tengo y me tienes, y entonces lo único que me hace pensar en el amor y cuestionarlo, es el simple acto de no poder desarmarte, destruirte.
Tú estás todo y pleno, y aún así buscándome, conmigo en cada momento, porque lo necesitas, aún en tu perfección no logras estar bien, junto a mi encuentras respuesta, calor de lo que no buscas pero ayuda… Y escrita esta la ilusión, todo verbalizado de forma tan clara, y una proyección de lo que siento, y lo que quiero en dos planos distintos…
Confuso pero vuelve fuerte, dolor, angustia, y esto que siento por largo tiempo se replica en un momento, acumulado, cubierto, con ganas de llorar…
Expresando todo en visiones y bailes, movimientos de sufrimiento e intentos de escape, sonata que daña y es continua, se repite, luego… Busco, y sigo buscando… Piénsalo, y dime si no es cierto… Ahora puedes negarlo, ¿Ahora puedes negarlo? Lo más triste y que siempre se repite, es que sí, puede todo el tiempo negarlo.
Promesa, y volvamos al amor, pensemos si es total entrega hacia el otro, ¿Dónde está tu ego? Quien busca una relación por ello y no por aquello, entonces quien busca una relación por sigo y no por mendigo… No te está buscando a ti, sino a él y su problema.
Jura sobre todo, que pones las manos al fuego, por todo lo que amas, y entonces puedes decirlo sin temor, porque al volver a plantear por qué pondrías las manos al fuego, vuelves a pensar y a jurar por lo que realmente amas. Tu… Y no quiero escribir yo, porque no encuentro verdadera razón y sinceridad en esas palabras.
Al final y como lo que queda pendiente no se siente ni se entiende, decir que el amor no es nada y lo es todo, porque cuando se trata de amar, al menos como yo lo siento, como yo te amo. Cuando soy yo, no es nada, y cuando eres tú, lo es todo.
El Sábado, 20 de septiembre de 2008 a las 21:09
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